San Patapezón de El Mojo-Baldio de Gallardo. De familia etrusca, no hacía más que cargarse en sus muertos. Siempre maldiciendo, jurando y diciendo palabras obscenas e inapropiadas. Cierto día durante el funeral de su tía Ruperta, que había fallecido al ser atacada por gallinas, ocas, gansos y patos mientras defecaba en el gallinero, no se le ocurrió otra cosa que comenzar a despotricar contra los animales de corral en general y las gallinas en particular. En ese preciso instante cuatro fornidos monaguillos le arrastraron hasta la puerta para darle una buena tunda. Ni que decir tiene que de tales golpes recibidos en el cráneo Patapezón vio al santísimo. De la impresión se hizo monaguillo para ayudar a los pobres y expulsar malamente de la iglesia a los indecentes que hablaran mal de los animales de corral en general y las gallinas en particular. El Papa Caponata IV le santificó el año 1 después de cristo. Arrojaron su cuerpo inerte a un bardial y un pitu caleya le picoteó los testículos.
Con la colaboración de Escobar Tolomeo.