SAN CACOTAS DE JERUSALÉN. Encontrábase Cacotas en una asamblea clandestina, escuchando con atención, mientras dos bandos políticos enfrentados discutían acaloradamente. Por un lado los Fariseos que defendían la existencia de los ángeles, espíritus y la resurrección de la carne. Por otro, los Saduceos que aseguraban que nada de eso era cierto. Cuanto más dura era la riña y la discusión más fiera, Cacotas se levantó y dando un chillido de más de siete decibelios, que casi rompe los cristales, llamó atención de los presentes, comenzando a hablar posteriormente:
– No discutáis más, amaos los unos a los otros como él nos amó. Dijo a los presentes.
‐ ¿Quién coño es este tío? Preguntó un fariseo.
– Debe ser un espía de los romanos. Contestó un saduceo.
‐ A por él, que no escape vivo… Clamaron todos al unísono.
En menos que canta un gallo, una turbamulta armada con palos y pinchos se abalanzó sobre Cacotas con aviesas intenciones, propinándole una paliza de espanto. No le dejaron un hueso sano. Posteriormente lo arrojaron a la calle y allí quedo medio muerto hasta que pasó una patrulla de romanos. Como era de madrugada y había toque de queda, los soldados pensaron que estaba borracho y le dieron otra somanta de palos de toma pan y moja. Cuando hubieron terminado, precipitaron su cuerpo al rio Jordán. La corriente lo llevó hasta desembocar en el Mar Muerto, donde estuvo flotando cuarenta días y cuarenta noches. Unos pescadores muy tontos, que desconocían que el Mar Muerto recibe ese nombre porque contiene una cantidad de sal tan elevada que hace imposible la vida de cualquier especie de pez en él, le rescataron poco antes de morir. Lo llevaron a un monasterio cercano al puerto y allí lo dejaron junto a la puerta. Picaron y echaron a correr. (Recordemos que eran muy tontos). Los frailes le curaron con suma delicadeza. Gracias a la alta salinidad del agua, sus heridas no tardaron en cicatrizar. Una vez se hubo recuperado, se unió a la congregación y se dedicó a ayudar a pescadores muy tontos que tras faenar durante años en el Mar Muerto, no habían pescado absolutamente nada, con la consiguiente desesperación y fatiguita. El Papa Chanquete II le santificó en el año 79. Sus restos se fueron arrojados al Mar Muerto y a día de hoy, deben estar flotando por ahí.
SAN CACOTAS
Donde comprar la última novela de Genaro Malatesta “Dominación Mundial y otras historias de humor Chusco y Perrero”:https://indie.quares.es/apex/quares/r/landingweb/9?p9_buscar=GENARO%20MALATESTA&clear=RP&session=8173079596349
https://www.casadellibro.com/libro-dominacion-mundial/9788418298738/11762724
Amazon (Si le decís a Jeff Bezos que vais de mi parte, os hace descuento fijo. Entre calvos no nos pisamos la manguera…)